El Gobierno
insiste en su empeño de evitar la consulta popular que es constitucional y
democrática. En medio del deterioro del país y sobre todo de la
ingobernabilidad, los venezolanos tenemos el derecho de reprobar a Nicolás
Maduro en su catastrófico desempeño al frente de la nación.
El
revocatorio es la válvula de escape a la crisis y de soluciones a los
problemas. El pueblo quiere decidir sobre el cambio de rumbo que necesita el
país, pero un grupito de ambiciosos que nos les importa el sufrimiento de la
gente, persiste en su idea de permanecer en el poder cueste lo que cueste.
Desde
Miraflores se han propuesto cerrar todas las vías democráticas no traumáticas
para salir de la crisis que vivimos. Ante tanta maniobra y burla del Gobierno
desde la Mesa de la Unidad Democrática, como coalición que representa el
sentimiento de cambio del país, se convocó a la gran toma de Caracas para el
1ro de septiembre, con el fin de presionar y que se active de una vez por todas
el referéndum revocatorio. Exigir que se cumpla con la Constitución es nuestro
derecho.
Nada ni
nadie puede detener una idea a la que le llegó su hora. En la historia
universal hay muchos ejemplos simbólicos que reflejan la decisión de una nación
y de un pueblo, de generar acciones de masa que promuevan o propicien un
cambio.
La toma de la
Bastilla, el 14 de julio de 1789, derivo en el fin del absolutismo monárquico y
el surgimiento de la República Francesa. La marcha por la libertad el 28 de
agosto de 1963, emprendida por el reverendo Martin Luther King, fue un
movimiento contra la segregación racial que consiguió consagrar los derechos
civiles. El hambre de cambio de quienes estuvieron bajo el jugo comunista,
derivó en la caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989 y que puso el
punto final a la cortina de hierro que había impuesto el
comunismo soviético. Otro ejemplo fue La revolución naranja, que entre los
años 2004 y 2005, movilizó a los ucranianos en Kiev en desobediencia civil
contra el fraude electoral generado por el gobierno de turno.
La toma de
Caracas, el 1 de septiembre de 2016, será una fecha importante en la historia
de Venezuela, porque señalará al mundo y al resto del país, que la capital de
la República será nuevamente ejemplo de lucha, para lograr la libertad de todos
los venezolanos y el retorno a una auténtica democracia.
La toma de
Caracas no se trata de un golpe de Estado, sino de una manifestación cívica que
reunirá a todo el país en el epicentro del poder nacional. Vamos a demostrar
que somos la mayoría y que esa mayoría se cansó de un modelo que nos ha traído
a esta tragedia.
El cambio
que la mayoría desea no llegará solo. Tampoco se trata de un problema exclusivo
de los partidos. Esa es una lucha ciudadana que obliga a la participación de
todos los venezolanos. Esta es una oportunidad que no podemos perder.
@joxeantonio
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