jueves, 5 de mayo de 2016

Silva es un municipio para querer


Tres años de gobierno “revolucionario” ficticiamente montado en el despilfarro clientelar de los ingresos por impuestos y turismo que nos permite nuestro Parque Nacional Morrocoy. En esta primitiva e inviable práctica del ideario marxista, no se previó el inicio del fin de una gestión antes de la mitad de periodo gubernamental.

Al igual que en el ámbito nacional, se ha pretendido torcer el rumbo de la historia de una sociedad que ostenta una rica diversidad de gentilicios vectores de una complementaria polaridad. Por una parte, cada ámbito territorial es el resultado de prolongadas negociaciones, disputas y hasta sangrientas guerras en defensa de “lo conquistado”. Es, al mismo tiempo, expresión de la indispensable convivencia que subyace cobijada del Silvense.

Un gobierno local demarcado por la corrupción y la incapacidad para gobernar. Hoy los SIlvenses padecemos los problemas que sufre un caraqueño, un merideño, o cualquier venezolano en cualquier latitud del país. La herencia que nos dejó un legado caducado que hundió las posibilidades de progresar dignamente.

Las políticas públicas implementadas o no, por parte del alcalde “socialista” (en su humilde hummer) Héctor Feijoo, ha sumergido al pueblo de silva en una profunda miseria. Servicios básicos deplorables, inseguridad, vialidad, transporte, vivienda, educación… parece mentira como nuestro alcalde, con apoyo regional y nacional, no haya sido capaz de dar la talla.

El pasado 28 de marzo el burgomaestre hizo un intento de dar memoria y cuenta. ¿Memoria?, ni siquiera conoce sus directores. ¿Cuentas?, más bien cuento chino, las cuentas no le cuadran, ni una sola obra concluida, solo despilfarro de dinero, solo saqueo del erario municipal y sin saber que decir.

Se ha pretendido devastar todo lo existente, bajo el lema de acompañar la ilusa construcción de un socialismo con base en la transformación estructural de todo el cuerpo social. Más allá de lo material, devastar aquello que perdura en el imaginario colectivo.

Recordemos que Silva es dueña de un mapa multicolor desde que surgió el 6 de julio de 1989, cuando mediante decisión de la Asamblea Legislativa del estado Falcón, se otorga la autonomía al municipio José Laurencio Silva, y  que hoy más que nunca, pugnan cada vez más por evitar la imposición de un “mapa rojo-rojito”. Recordemos que la identidad venezolana no ha permitido que se le trastoque el mosaico del mapa político-administrativo históricamente instaurado: Sus dos parroquias principales, Tucacas (la capital) y Boca de Aroa, así como los caseríos adyacentes: Sanare, Morrocoy, Las Lapas, Felipito, entre otros.

Silva será un municipio para querer mucho más, cuando, vencidas las arremetidas, estemos definitivamente fortalecidos para reiniciar una arquitectura inserta en la globalización de adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba. Esta tierra merece ser amada por sus hijos, debemos recuperar nuestra identidad, sentirla y hacerla nuestra, sentirnos orgullosos de ser quienes somos y afortunados de vivir donde vivimos.

Silva será un municipio para querer mucho más cuando valoremos el capital humano que lo conforma. Personalidades únicas y tan particulares que hacen que merezcamos sentirnos orgullosos de vivir en esta tierra privilegiada.

Silva será un municipio para querer mucho más, cuándo, echando mano de su sabiduría ancestral y atendiendo al llamado de auténticos liderazgos, vuelva a despertar en las próximas elecciones de alcaldes a celebrar el próximo año 2017.

Estoy firmemente convencido que merecemos ser mejores y podemos estar mejor. Pero sólo será posible si apostamos  a la renovación y al cambio, seamos ese cambio que queremos ver en nuestro Municipio José Laurencio Silva.


@joxeantonio

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