El 12 de febrero se conmemora la batalla de La
Victoria (1814), en la que dieron su vida por la causa independentista un
nutrido grupo de jóvenes y seminaristas caraqueños. La tradición republicana ha
consagrado esta fecha como una efemérides, designándola como el Día de la
Juventud. La verdad es que quienes combatieron durante los años de la gran
guerra fueron en su mayoría gente joven. Basta repasar la lista de los héroes
militares que ostentaron altos grados militares antes o en torno a los treinta
años de edad.
203 años después, La juventud venezolana se
resiste cada día librando la batalla de la victoria ante el drama más oscuro de
nuestra historia. Cuando deberíamos estar aprovechando nuestros años más
valiosos de vida, estamos ocupados tratando de sobrevivir a la violencia y el
hambre.
Si nos vemos en el espejo de la realidad actual,
observamos que la mayoría de las víctimas y victimarios de la violencia son
jóvenes que desprecian o truncan sus vidas, como rebeldes sin causa. Y el
aumento exponencial de la criminalidad, amparado en la impunidad y la falta de
oportunidades para crecer en comunidad, es la prueba de que no vamos por buen
camino.
Venezuela necesita jóvenes sanos, vigorosos,
sacrificados, alegres, entregados a las mejores causas en pro del bienestar
personal y colectivo. Es una tarea de largo aliento, de espíritu de superación
y de exigente formación.
Nunca había sido tan difícil ser joven en Venezuela…
pero como dijo Álvaro Gómez
Hurtado:
“La juventud puede soportar el presente, pero lo
que no puede tolerar es que no exista el futuro. Si las leyes son injustas se
deben derogar; si son justas deben cumplirse. Si nuestras vidas pueden
significar algo para abrirle al país nuevos cauces para el entendimiento y para
la paz, nuestra obligación es ser realistas. Hay que darlo todo! Concertar es
reconstruir la solidaridad nacional. Para lograr la paz nacional comencemos por
estar en paz con nosotros mismos. Hagámoslo hoy”
¡Feliz día de la Juventud!
@joxeantonio